Consejos para cuidarte ¡Qué bueno es caminar!

Con cada paso que das, con cada balanceo de tus brazos, con cada movimiento que se produce en tu anatomía al caminar, de manera habitual y a buen ritmo, no sólo avanzas sobre el terreno que pisas, sino también en materia de salud: se despiertan tus sentidos y tu mente, mejoras por dentro y por fuera. Te invitamos a descubrir qué mecanismos se activan en tu organismo con cada caminata.

● ● ● tu piel se limpia
Vas “entrando en calor”, comienzas a sudar, lo cual te ayuda a eliminar las impurezas que se acumulan en la superficie epidérmica y tus movimientos corporales ayudan a que se desprendan pequeños restos y partículas epidérmicas. La sudoración produce un “efecto de lavado” de tu piel y la ducha posterior termina de arrastrar los desechos eliminados.
● ● ● tu digestión mejora
Si dejas pasar de 60 a 90 minutos entre la comida y la caminata –es un error echar a andar tras el último bocado- el movimiento del cuerpo produce un auto-masaje del vientre y los intestinos, ayudando junto con la hidratación adecuada, no sólo a digerir mejor las comidas, sino a evitar el estreñimiento y a mejorar las evacuaciones.
● ● ● tus vasos se expanden
Las venas, arterias y capilares se vuelven más flexibles y anchos, permitiendo que la sangre fluya mejor para llevar nutrientes a los músculos que trabajan. Si en algún momento de tu vida sufrieras un coágulo, el “ensanche circulatorio” ayudaría a que este trombo circule por el fluido sanguíneo en vez de bloquearlo, evitando un infarto o ictus.
● ● ● tus hormonas se reequilibran
Se produce un efecto de autorregulación hormonal, favorable para mejorar tanto los problemas metabólicos (diabetes, obesidad, tiroiditis, problemas menstruales), como los de ánimo. La marcha vigorosa, ha demostrado ser eficaz para mejorar los casos de depresión o ansiedad y reducir la necesidad de medicación.
● ● ● tu cerebro se activa
El “dar la orden” de contraer unos músculos y relajar otros, supone una mayor actividad cerebral. Llega más sangre y oxígeno al cerebro, favoreciendo una mayor claridad mental.
● ● ● tu espalda se endereza
Si acostumbras andar algo torcido, tu cuerpo se “queja”, produciéndote dolor. Esa molestia te impulsa a corregir la postura y a caminar erguido, desapareciendo el malestar. Ello refuerza la musculatura vertebral y beneficia la zona lumbar-dorsal.
● ● ● tu aparato respiratorio se expanden
Al andar, necesitas respirar más aire, y al trabajar más, el diafragma y los músculos respiratorios de los pulmones se regeneran más. Además, llega más sangre oxigenada a todos los rincones del cuerpo, revitalizándolo. Se incrementa tu capacidad pulmonar: el pulmón se va ensanchando, alojando más aire, con lo cual respiras mucho mejor.
● ● ● tus articulaciones se vigorizan
Al caminar, tu organismo genera más tejido para reforzar los tendones, cartílagos, meniscos y ligamentos. Pero con una ventaja: “te ahorras” los micro-traumatismos que producen otros deportes como la carrera y la maratón, en la cuales se impacta miles de veces en cada pierna y el peso que soportan las articulaciones del tobillo llega a multiplicarse.
● ● ● tu esqueleto se refuerza
El cuerpo se entrena y va creando más masa ósea. Así, se engrosa el entramado interior del hueso, fortaleciéndolo, y previniendo la desmineralización, fragilidad y porosidad ósea que van apareciendo con el paso de los años.
● ● ●tu musculatura
se desarrolla Al contraerse y descontraerse, el músculo aumenta de volumen, y al trabajar va quemando la grasa más próxima. En las piernas, trabajan los cuádriceps, gemelos, glúteos, escotibiales y toda la musculatura inferior. En los pulmones trabaja la musculatura respiratoria, como el diafragma. Los músculos abdominales y lumbares se contraen para andar erguido, lo cual permite el equilibrio.
● ● ● tu corazón se robustece
Se agranda, se fortalece y se engrosa, permitiendo menos pulsaciones por minuto, gracias al mayor volumen de sangre que bombea, aliviándose su trabajo y esfuerzo.

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